La ciudad de La Ceiba se fue formando poco a poco en un periodo de tiempo de 110 años que abarca desde 1810 hasta 1920.
No existe ningún documento formal que nos diga con exactitud la verdadera fecha en que es fundada La Ceiba. Este gran vacío histórico ha sido la causa principal para que en años posteriores se sostengan una serie de errores, sobre el origen y los primeros años de la ciudad, que, desgraciadamente todavía siguen sosteniendo como ciertos.
Son los viejos garifunas, y la generación de ceibeños de 1940, los últimos en transmitir la tradición oral de mayor credibilidad.
La Ceiba fue fundada por 20 familias pobres de la etnia indígena Pech, recién venidos de Dulce nombre de Culmí, en el departamento de Olancho, a quienes se les acredita ser las primeras personas en irse a vivir bajo las ramas de un descomunal árbol de Ceiba que estaba ubicado en el actual edificio de la Aduana , al no encontrar un terreno seco en el enorme pantano donde pudieran construir sus chozas, en un area comprendida entre las desembocaduras de los rios Danto y Cangrejal, pues todos los terrenos estaban en posesion de los olanchanos, garifunas y los primeros yoreños.
Las primeras viviendas que construyeron los olanchanos en La Ceiba era de madera, todas estaban asentadas sobre gruesos polines del mismo material, porque todavía existían muchos charcos y lagunas de aguas estancadas, las que subían de nivel en los inviernos. Las aguas estancadas eran alimentadas por los fuertes torrentes de quebradas y riachuelos, que corrían libremente en diferentes direcciones.
La anterior situación obligo a los olanchanos a construir las viviendas en total desorden sin seguir un patrón urbanístico. Al principio no se podían distinguir cuales eran las avenidas y cuales las calles, puesto que las casas se levantaban donde lo permitían las aguas estancadas y los riachuelos. En los primeros 40 años de La Ceiba había demasiada agua en la comunidad, y aunque hoy nos parezca increíble, el agua llego a convertirse en un verdadero obstáculo para el desarrollo de la población. La exagerada cantidad en el naciente caserio, obligo a los futuros ceibeños a contruir las viviendas de dos y hasta de tres pisos, hecho que motivo a los garífunas y a los demás pobladores de las aldeas vecinas, a gastarle una serie de burlas y de bromas que no fueron del agrado de los olanchanos; como por ejemplo mofarse de las casas asegurando que mas bien parecían “gallineros en estacas o palomares mal construidos”.
No tenemos idea que fue lo que sucedió entre 1840 a 1860; de repente La Ceiba aparece en algunos escritos como una comunidad que en tiempo record supero a los graves problemas del pasado. Ya no se referían con la misma intensidad de antes, al miedo que provocaban a los pantanos, mas daban la impresión que estos nunca existieron. Parece ser que la costa baja con sus aguas salinas cubria respetables extensiones de terreno en la parte sur-oeste de la población, ya no constituía el peligro de antes. La laguna que formaba el Estero Chuco abarcando lo que son actualmente los barrios El Centro y Potreritos, como que nunca había existido.
Que fue lo que paso? es difícil averiguarlo por la falta de información y de testimonios. Lo sorprendente es que en varios escritos y documentos de la época, abundan en elogios sobre la limpieza y la rectitud de las calles ceibeñas. Voy a especular un poco, miembros prominentes de las colonias extranjeras radicadas en la ceiba, sostenían que a inicios del siglo XX, que en la ciudad se dio un fenómeno de progreso y de desarrollo espectacular, dejando asombrados a nacionales y extraños. Este comentario lo escuche también de los últimos lideres e historiadores garífunas del calibre de Don Trino Nuñez, Pablo Garcia Moreira, Chabelita Nuñez, Mama Cu y Doña Julia Sambula para solo mencionar algunos.
En segmentos anteriores, afirmaba que la fundación de la ceiba, no fue planificada. Dicho mas claramente, la ciudad nace en desordeny en anarquía. Como todas la viviendas eran de madera y construidas a la carrera, nadie se puso a pensar que estaban fabricando una gran bomba de tiempo. Tampoco a los olanchanosles llamo la atencio una expresión que se rego como la polvora, entre las aldeas vecinas del litoral atlántico. Siendo la mas corriente oir decir: “La ceiba es una caja de fosforos pues todas las casas han sido construida una pegada a la otra con madera de pino resinoso.” Lo peor es que no hay tanta agua como antes para apagar un gran incendio que probablemente ardera entre tanto Ocotal”. En efecto, la bomba de tiempo estalla el 14 de agosto de 1884, leamos lo que reportaba el corrsponsal del semanario El republicano de Tegucigalpa: “Se informa, que un incendio de enormes proporciones redujo a cenizas la totalidad del pueblo marítimo de la ceiba en el departamento de colon”.
Información extraída del libro
"La Ceiba sus raices y su historia"
con respectivo permiso del Autor: Antonio Canelas Diaz